Una tecnología pionera de rayos X está haciendo posible leer documentos históricos enrollados muy frágiles por vez primera en siglos.
Los viejos pergaminos frecuentemente se encuentran muy resecados, con riesgo de quebrarse y reducirse a pedazos ante cualquier intento de desenrollarlos o desplegarlos físicamente. La nueva tecnología, sin embargo, elimina la necesidad de hacerlo, al permitir que el pergamino se despliegue o desenrolle "virtualmente" y el contenido pueda verse en una pantalla de ordenador.
Los viejos pergaminos frecuentemente se encuentran muy resecados, con riesgo de quebrarse y reducirse a pedazos ante cualquier intento de desenrollarlos o desplegarlos físicamente. La nueva tecnología, sin embargo, elimina la necesidad de hacerlo, al permitir que el pergamino se despliegue o desenrolle "virtualmente" y el contenido pueda verse en una pantalla de ordenador.
La técnica ha sido desarrollada en la Universidad de Cardiff y en la Universidad Queen Mary de Londres, con financiación del Consejo de Investigación en Ingeniería y Ciencias Físicas (EPSRC), las tres instituciones en el Reino Unido.
Este avance tecnológico permitirá que los historiadores accedan a fuentes escritas que antes resultaba imposible utilizar, y de este modo se logrará dar una nueva y reveladora mirada a hechos del pasado.
Ninguna otra técnica desarrollada en el mundo había permitido hacer genuinamente legibles a los textos aprisionados en pergaminos históricos que no se pueden desenrollar ni desplegar.
El equipo de Graham Davis y Tim Wess ha logrado demostrar la validez de la nueva técnica en un pergamino del siglo XIX.
En un enfoque completamente innovador para resolver el problema descrito, esta técnica funciona escaneando el pergamino con rayos X para detectar la presencia del hierro contenido en la tinta más comúnmente utilizada en Europa entre los siglos XII y XIX.
Usando un método llamado microtomografía, se construye un “mapa” tridimensional que revela la posición exacta de la tinta, creando imágenes a partir de una serie de “rodajas” captadas por rayos X a través del pergamino.
En un enfoque completamente innovador para resolver el problema descrito, esta técnica funciona escaneando el pergamino con rayos X para detectar la presencia del hierro contenido en la tinta más comúnmente utilizada en Europa entre los siglos XII y XIX.
Usando un método llamado microtomografía, se construye un “mapa” tridimensional que revela la posición exacta de la tinta, creando imágenes a partir de una serie de “rodajas” captadas por rayos X a través del pergamino.
Un programa avanzado, especialmente desarrollado por este equipo, combina los datos obtenidos con información acerca del modo en que está enrollado o plegado el pergamino, y calcula con precisión dónde se sitúa la tinta en el original. Se puede producir entonces una imagen del documento tal como se vería si pudiera desenrollarse o desplegarse.
La diferencia clave entre el nuevo método y otras técnicas desarrolladas previamente para leer documentos históricos que no podían ser abiertos es la resolución de alto contraste sin precedentes que permite distinguir entre la tinta y el pergamino. Esto significa que la tinta se puede diferenciar muy bien del fondo del pergamino, y debido a ello el texto acaba siendo perfectamente legible.
Via
La diferencia clave entre el nuevo método y otras técnicas desarrolladas previamente para leer documentos históricos que no podían ser abiertos es la resolución de alto contraste sin precedentes que permite distinguir entre la tinta y el pergamino. Esto significa que la tinta se puede diferenciar muy bien del fondo del pergamino, y debido a ello el texto acaba siendo perfectamente legible.
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