Según la Teoría del Big Bang, el Universo se originó hace 13.700 millones de años como consecuencia de una explosión a partir de un punto que concentraban toda la materia, energía, espacio y tiempo. Desde ese momento, el Universo comenzó a enfriarse y expandirse de una forma continua. Pero para que dicha teoría se cumpla, tiene que existir una materia y una energía oscura. Esta energía oscura, presente en todo el espacio, produciría una presión que tiende a acelerar la expansión del Universo. La materia, llamada así porque no interactúa con ninguna de las fuerzas nucleares (fuerza débil y fuerte) y ni con el electromagnetismo, sólo con la fuerza gravitacional, sólo puede detectarse indirectamente, como a partir de los efectos gravitacionales que causa en la materia visible. La fuerza de la gravedad depende de la masa de los objetos y de la distancia que los separa. Cuanta más masa tienen y más cerca se encuentran, mayor es su intensidad, haciendo que los cuerpos tiendan a atraerse. A pesar de ser la menor de las fuerzas fundamentales, su efecto a nivel estelar es enorme, dada las gigantescas masas que están involucradas. En los sistemas estelares, esta fuerza está equilibrada con la fuerza centrífuga, originada por el movimiento de rotación, que tiende constantemente a empujar a los cuerpos hacia fuera. Movimiento Helicoidal del Sistema Solar La Vía Láctea es la galaxia donde se encuentra nuestro Sistema Solar. Tiene una forma en espiral de 100.000 años luz de diámetro y un espesor de 1.000 años luz un año luz es la distancia que recorre la luz en un año y equivale a 9’4 billones de kilómetros). El plano en el que se mueven los planetas y el Sol dentro del Sistema Solar no es coplanario con respecto al plano de la Vía Láctea, sino que está inclinado en casi 90°. Al igual que la Tierra gira en torno al Sol a lo largo de una órbita elíptica, el Sistema Solar también se mueve con respecto a la galaxia en la que se encuentra, describiendo tres tipos de movimientos: El movimiento más largo y rápido es el movimiento orbital del Sistema Solar alrededor del núcleo de la galaxia. La velocidad del movimiento orbital del Sistema Solar alrededor del centro de la galaxia es de 217.215 km/s. Así, el Sistema Solar completa una vuelta alrededor de la galaxia cada 226 millones de años, o sea, un año galáctico. El segundo movimiento es la oscilación del Sistema Solar de norte a sur, y viceversa, con respecto al plano galáctico, determinado principalmente por la atracción gravitacional entre los cuerpos celestes que forman el Sistema Solar. La velocidad de este movimiento es de 7 kilómetros por segundo. Dicha oscilación hace que cada 64 millones de años se cruce el ecuador galáctico. Actualmente, nuestro sistema solar se encuentra a 65’6 años luz por encima del plano galáctico. Es por ello, que se estima que dentro de 42857 años se volverá a cruzar el ecuador galáctico. El tercer movimiento es el de vaivén, acercándose y alejándose al centro de la galaxia. El de acercamiento viene determinado por la atracción gravitacional del núcleo galáctico, donde se encuentra un super agujero negro, y de los objetos celestes cercanos que están dentro de la órbita del Sistema Solar. El movimiento contrario, de alejamiento del núcleo galáctico, viene determinado por la rotación del Sol y por la atracción gravitacional de los objetos celestes cercanos que se encuentran exteriormente a la órbita del Sistema Solar. Este movimiento oscilatorio hacia adentro y hacia fuera tiene una velocidad de desplazamiento de 20 Km/s. La conjunción de los tres movimientos confiere al Sistema Solar un movimiento aparente helicoidal alrededor del núcleo de la galaxia.
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