Es evidente que cuando uno de los miembros de una pareja dedica mucho tiempo a relacionarse con amistades y poco a hacerlo con su cónyuge, la relación de pareja puede resentirse. Si además, esas amistades con las que se relaciona el cónyuge son del sexo opuesto, el riesgo (real o aparente) de devaneos por parte de este cónyuge, y los celos por parte del otro, son evidentes.
Facebook y otras redes sociales de internet han revolucionado la forma en que la gente crea y mantiene sus relaciones, y, sin duda, han permitido estrechar lazos de amistad y hasta familiares entre personas dispersas y a veces viviendo muy lejos unas de otras. Pero estas redes sociales, de entre las que destaca Facebook por su enorme grado de implantación, también han puesto al alcance de un click los flirteos y las consecuencias derivadas de estos.
Facebook y otras redes sociales de internet han revolucionado la forma en que la gente crea y mantiene sus relaciones, y, sin duda, han permitido estrechar lazos de amistad y hasta familiares entre personas dispersas y a veces viviendo muy lejos unas de otras. Pero estas redes sociales, de entre las que destaca Facebook por su enorme grado de implantación, también han puesto al alcance de un click los flirteos y las consecuencias derivadas de estos.
Decir que una pareja se puede romper por culpa de Facebook es quizá un tanto excesivo, ya que probablemente cuando uno de los cónyuges se aficiona a relacionarse a través de la red social con alguien que podría convertirse en su amante o nuevo cónyuge, es que su actual relación de pareja no está funcionando bien. En cualquier caso, lo que el sentido común sugiere, y ahora corrobora una reciente investigación, es que cuando la actividad de uno de ambos miembros en Facebook por motivos exclusivamente personales aumenta por encima de lo que era normal al iniciar la relación de pareja, algo marcha mal.
El equipo de Russell Clayton, de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Misuri en la ciudad estadounidense de Columbia, ha comprobado en una investigación que los individuos que usan Facebook en exceso son mucho más propensos a experimentar conflictos de pareja asociados a Facebook. Dichos conflictos pueden desembocar en infidelidades sentimentales y sexuales, ruptura de la relación, y hasta divorcio en caso de parejas casadas.
En su estudio, Clayton y Alexander Nagurney de la Universidad de Hawái en Hilo, y Jessica R. Smith de la Universidad St. Mary en San Antonio de Texas, encuestaron a usuarios de Facebook con edades de entre 18 y 82 años. Se pidió a los participantes que describieran con qué frecuencia usaban Facebook y, en su caso, en qué medida su uso había generado conflictos con sus parejas actuales o anteriores. Los investigadores encontraron que niveles altos de uso de Facebook predecían significativamente conflictos asociados a él entre las parejas, los cuales entonces predecían a su vez, también de forma significativa, resultados negativos para las relaciones, como infidelidades, rupturas y divorcio.
Los celos también pueden proyectarse peligrosamente en Facebook. Alguien muy celoso puede obsesionarse en vigilar todo lo que hace su pareja en Facebook e investigar a todas las personas con quienes vea que se relaciona y que considere rivales potenciales. La propia naturaleza de Facebook, donde a menudo figuran como "amigos" personas con las que apenas hay relación, puede alimentar esos celos. Descubrir que el cónyuge tiene agregado como "amigo" a una expareja, puede hacer surgir en la persona celosa la sospecha de que su cónyuge y esa expareja podrían reanudar en cualquier momento su antigua relación.
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En su estudio, Clayton y Alexander Nagurney de la Universidad de Hawái en Hilo, y Jessica R. Smith de la Universidad St. Mary en San Antonio de Texas, encuestaron a usuarios de Facebook con edades de entre 18 y 82 años. Se pidió a los participantes que describieran con qué frecuencia usaban Facebook y, en su caso, en qué medida su uso había generado conflictos con sus parejas actuales o anteriores. Los investigadores encontraron que niveles altos de uso de Facebook predecían significativamente conflictos asociados a él entre las parejas, los cuales entonces predecían a su vez, también de forma significativa, resultados negativos para las relaciones, como infidelidades, rupturas y divorcio.
Los celos también pueden proyectarse peligrosamente en Facebook. Alguien muy celoso puede obsesionarse en vigilar todo lo que hace su pareja en Facebook e investigar a todas las personas con quienes vea que se relaciona y que considere rivales potenciales. La propia naturaleza de Facebook, donde a menudo figuran como "amigos" personas con las que apenas hay relación, puede alimentar esos celos. Descubrir que el cónyuge tiene agregado como "amigo" a una expareja, puede hacer surgir en la persona celosa la sospecha de que su cónyuge y esa expareja podrían reanudar en cualquier momento su antigua relación.
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