jueves, 18 de junio de 2015

PREPARACIÓN DE ARTES Y ORIGINALES

El punto de partida de cualquier impreso es el diseño general del producto, lo que implica la atención de una serie de variables: funcionales, artísticas, económicas y técnicas. Este capítulo se centrará en consideraciones de carácter técnico, cuyo análisis con frecuencia es descuidado por diseña-dores y creativos, a consecuencia de lo cual en ocasiones se complica la reproducción gráfica.

El diseño se manifiesta en la práctica a través de un boceto comprensivo claramente definido que, en la producción de cualquier impreso, orienta el proceso de preparación, selección y distribución de los textos e imágenes que conformarán la pieza gráfica.

Estas múltiples labores, que se resumen en la idea de la preparación de originales y artes para reproducción, constituyen un proceso   delicado y decisivo. En términos prácticos, la gran mayoría de los defectos y cualidades de la reproducción gráfica tienen origen directo en la calidad misma del arte y los originales. Al respecto, un dogma gráfico de permanente vigencia dice: "sólo de un buen original es posible obtener un buen impreso".



Clases de originales


Cada proyecto gráfico puede contener diversas clases de imágenes (textos, títulos, dibujos, pinturas, fotografías, ilustraciones, tablas, diagramas y demás). En general, para efectos de la reproducción gráfica, todas las posibles imágenes originales se clasifican en dos grupos:
• originales de línea.
• originales de tono continuo.

Originales de línea

 Por originales de línea se comprenden el texto y los diagramas o ilustraciones cuya imagen se configura con una densidad constante preferiblemente negra y sobre un sustrato blanco o transparente. Dicho de otra manera, no presentan matices intermedios. Por su marcado contraste, facilitan la fotorreproducción.

Cuando se realiza el proceso de armada manual, pueden ser fijados todos en el mismo arte, para obtener mediante exposición directa en la cámara fotomecánica las películas FIJB1.C115 integrales necesarias para la producción de portaimágenes o planchas de impresión. En la práctica de edición electrónica, los originales de línea pueden ser digitalizados sin problemas con cualquier escáner de sobremesa en caso de no haber sido producidos directamente por computador y no son altos los requerimientos de memoria tanto para su reto-que o modificación como para la integración a la composición de página. Además, no contraen dificultades de procesamiento para ningún dispositivo de salida.

Originales de tono continuo

 Los originales de tono continuo son aquellos que presentan una variada gama de tonos intermedios en reproducciones en blanco y negro ofrecen múltiples tonalidades grises, mientras en reproducciones a color se manifiestan con una infinita variedad de matices. En consecuencia, se incluyen en la categoría de originales de tono continuo, las fotografías, las acuarelas, los óleos y los dibujos al carboncillo, entre otros.

En la fotorreproducción, los originales de tono continuo reciben un tratamiento peculiar. Este tratamiento, en la cámara fotomecánica, consiste en interponer al paso de la luz reflejada por el original durante la exposición una retícula especial que descompone la imagen en una infinidad de puntos muy pequeños y aun así, de diámetros variados, que como tales aparecen en el impreso. Las imágenes obtenidas, llama-das «de medio tono» o «medios tonos>, tienen la apariencia del tono continuo a causa del limitado poder de resolución del ojo humano el cual desde la distancia normal de lectura no distingue los puntos individuales sino que por ilusión óptica los asimila con el tono continuo original.

La reproducción de imágenes de tono continuo en películas de medio tono en la actualidad preferentemente se realiza con los exploradores electrónicos de color o escáneres, en especial por razones de eficiencia y facilidad de control sobre el resultado. El objetivo del proceso sigue siendo el mismo, aunque como se verá más adelante el principio varía: las gradaciones tonales se traducen ya no en configuraciones de puntos de diferente diámetro sino en configuraciones de elementos de imagen'.

En la práctica de edición electrónica, el tratamiento de imágenes de tono continuo contrae varias exigencias. En primera instancia, figuran los requerimientos de un soporte físico adecuado para su tratamiento interactivo: un experto en preprensa electrónica calcula que una imagen de tono continuo en blanco y negro, en el tamaño carta, necesita la misma potencia del ordenador que sería necesaria para componer todo el texto de la Biblia en su memoria de pantalla de una sola vez'. Los requerimientos mencionados son sin embargo satisfechos actualmente incluso por los equipos de autoedición de escritorio (DTP -Desktop Publishing) de generaciones recientes.

Las imágenes de tono continuo en blanco y negro pueden ser digitalizadas o capturadas con la mayoría de los escáneres de escritorio, aunque para trabajo comercial de alto nivel son recomendables los basados en la tecnología de tubos fotomultiplicadores, ya que superan, entre otras, las limitantes en los rangos de ampliación y de resolución características de los escáneres de escritorio basados en la tecnología de semiconductores.

El tratamiento de las imágenes de tono continuo a color es el que marca la verdadera brecha entre la autoedición de escritorio y la edición electrónica profesional. Exigen mayor amplitud de memoria volatil (RAM) y basta capacidad de memoria permanente (ROM) para su manipulación interactiva, por ello, la fórmula regular consiste en explorar las imágenes en un escáner de nivel profesional, realizar el trabajo de corrección, modificación y retoque en estaciones de edición electrónica del mismo nivel y comprimirlas como imágenes de baja resolución. En ese estado pueden ser empleadas incluso en el equipo de autoedición para su dimensionamiento y ubicación en la composición gráfica. Luego, se envía nuevamente el archivo integrado al sistema profesional, donde se introduce automáticamente la imagen de alta resolución en la composición de página y se prepara la transferencia del trabajo al escáner o la fotocomponedora que procesará las películas finalizadas para policromía.

Opacos y transparencias

Una segunda clasificación de los originales, los divide en opacos (u originales de reflexión) y transparencias (u originales de transmisión). Opacos El original opaco se reproduce fotográfica o electrónicamente por la acción de una fuente de luz que se refleja en su superficie. Las pinturas o ilustraciones ejecutadas sobre soportes no translúcidos y las fotografías en papel son ejemplos de originales reflectivos u opacos.

Transparencias

Originales de transmisión son aquellos que se observan por proyección en pantalla o al trasluz y se reproducen fotográfica o electrónicamente mediante una fuente de luz que pasa a través de ellos. En consecuencia, forman parte de esta categoría las transparencias o diapositivas y las ilustraciones elaboradas con tintas transparentes sobre acetatos.

El diseño

La idea inicial de cualquier pieza gráfica se manifiesta en un diseño o boceto comprensivo que semeja el trabajo final en cuanto a la ubicación y disposición de todos sus elementos.

A través del boceto comprensivo, el cliente, anunciante o quien requiera el impreso verifica que se ha captado su propósito. Dicha verificación, sea por razones formales o conceptuales puede significar la realización de nuevos y diferentes diseños o de ajustes al diseño inicial.

El diseño o boceto tiene pues una importancia invaluable: en el aspecto práctico, determina la extensión y el estilo de los textos, el carácter y el motivo de las ilustraciones, el encuadre y el objeto de la toma fotográfica; de manera global, influye y orienta conceptualmente la creación de todos los originales. El diseño, por lo demás, debe tener un alto grado de perfección, para que ofrezca claridad sobre el producto final esperado y tenga poder de convencimiento sobre quienes tomarán la decisión de llevar adelante el proyecto. Debe tomarse en cuenta que la producción de un impreso por lo regular implica inversiones considerables y quien toma la decisión de realizarlas requiere saber exactamente cómo será el producto final. En este sentido, un buen diseño es aquel que por sí mismo no deja espacio alguno para dudas o malentendidos.

En consecuencia, se recomienda que el diseño:

*sea elaborado preferentemente con el mismo tamaño final de reproducción.

*sea preciso en dimensiones e indicaciones, puesto que constituye el modelo que guiará la realización del impreso en casi todas sus etapas;

*sin importar la técnica empleada, sea realizado a color (salvo que se prepare precisamente un impreso en blanco y negro) y simule lo mejor posible los efectos visuales que se deseen producir finalmente en el impreso.

Igualmente, el diseño debe atender variables de funcionalidad para el desarrollo de los procesos gráficos posteriores. En consecuencia, en el momento mismo de emprender el diseño de un proyecto gráfico debe considerarse:

*el sistema de impresión más viable, para adecuar el diseño a las ventajas y limitaciones del mismo.

*el tamaño de la prensa en la cual se desarrollará la impresión, para efectos de acondicionar el formato y aprovechar al máximo los juegos de tintas.

*el uso final del impreso, para la elección del sustrato y las tintas, e incluso los procedimientos de posprensa. Es determinante analizar si el producto se exhibirá en exteriores o en interiores, si deberá soportar continuas manipulaciones, si servirá de empaque a productos perecederos y demás consideraciones.

Preparación del texto

Variables del tipo

Los tipos de letra responden a varias características, que a su vez pueden implicar ventajas o desventajas para efectos de la impresión:

* El tamaño (o cuerpo).

Las letras se miden según su altura en puntos, unidades equivalentes a 1/72 de pulgada. Para cada fuente el tamaño se mide entre el límite superior de las letras con astas ascendentes (prolongación superior de la «b» y la (4» , por ejemplo) y el límite inferior de las minúsculas con astas descendentes (prolongaciones de la «p» y la ,,q», por ejemplo).

Los tamaños de letras más usuales oscilan entre 6 y 72 puntos (2. 1 y 25.2 mms.), aunque es posible obtenerlos desde 4 hasta 400 puntos o más. En esencia entre más pequeñas sean las letras implican una mayor dificultad para ser reproducidas.

* El trazo.

Es la característica que refiere al aspecto peculiar de cada tipo de caracteres. Vale decir que las letras de perfil más fino y con serifas implican limitaciones para su reproducción en colores trama-dos, lo cual significa que se recomienda su impresión en una sola de las tintas proceso o de lo contrario se plantea la necesidad de realizar una impresión adicional con una tinta de color especial.


La elección del tipo obedece por lo general a criterios estéticos. Sin embargo, siempre conviene tener en cuenta el factor legibilidad, por cuanto algunos tipos, a pesar de su atractivo visual, producen fatiga o confusión al lector, si son aplicados en la producción de textos extensos. Por lo regular, los tipos implicados resultan ventajosos en la confección de titulares, destacados o en textos muy breves. Por su parte, las letras de configuración más compleja que de manifiesto son o se asimilan al rango de ilustraciones reservan su uso a los «capitulares»4 o en aplicaciones netamente gráficas donde la legibilidad no es fundamental.

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