El punto de partida de
cualquier impreso es el diseño general del producto, lo que implica la atención
de una serie de variables: funcionales, artísticas, económicas y técnicas. Este
capítulo se centrará en consideraciones de carácter técnico, cuyo análisis con
frecuencia es descuidado por diseña-dores y creativos, a consecuencia de lo
cual en ocasiones se complica la reproducción gráfica.
El diseño se manifiesta en la
práctica a través de un boceto comprensivo claramente definido que, en la
producción de cualquier impreso, orienta el proceso de preparación, selección y
distribución de los textos e imágenes que conformarán la pieza gráfica.
Estas múltiples labores, que
se resumen en la idea de la preparación de originales y artes para
reproducción, constituyen un proceso
delicado y decisivo. En términos prácticos, la gran mayoría de los
defectos y cualidades de la reproducción gráfica tienen origen directo en la
calidad misma del arte y los originales. Al respecto, un dogma gráfico de
permanente vigencia dice: "sólo de un buen original es posible obtener un
buen impreso".
Clases de originales
Cada proyecto gráfico puede
contener diversas clases de imágenes (textos, títulos, dibujos, pinturas,
fotografías, ilustraciones, tablas, diagramas y demás). En general, para
efectos de la reproducción gráfica, todas las posibles imágenes originales se
clasifican en dos grupos:
• originales de línea.
• originales de tono continuo.
Originales de línea
Cuando se realiza el proceso
de armada manual, pueden ser fijados todos en el mismo arte, para obtener mediante
exposición directa en la cámara fotomecánica las películas FIJB1.C115 integrales
necesarias para la producción de portaimágenes o planchas de impresión. En la
práctica de edición electrónica, los originales de línea pueden ser
digitalizados sin problemas con cualquier escáner de sobremesa en caso de no
haber sido producidos directamente por computador y no son altos los
requerimientos de memoria tanto para su reto-que o modificación como para la
integración a la composición de página. Además, no contraen dificultades de
procesamiento para ningún dispositivo de salida.
Originales de tono continuo
En la fotorreproducción, los
originales de tono continuo reciben un tratamiento peculiar. Este tratamiento,
en la cámara fotomecánica, consiste en interponer al paso de la luz reflejada
por el original durante la exposición una retícula especial que descompone la
imagen en una infinidad de puntos muy pequeños y aun así, de diámetros
variados, que como tales aparecen en el impreso. Las imágenes obtenidas,
llama-das «de medio tono» o «medios tonos>, tienen la apariencia del tono
continuo a causa del limitado poder de resolución del ojo humano el cual desde
la distancia normal de lectura no distingue los puntos individuales sino que por
ilusión óptica los asimila con el tono continuo original.
La reproducción de imágenes de
tono continuo en películas de medio tono en la actualidad preferentemente se
realiza con los exploradores electrónicos de color o escáneres, en especial por
razones de eficiencia y facilidad de control sobre el resultado. El objetivo
del proceso sigue siendo el mismo, aunque como se verá más adelante el
principio varía: las gradaciones tonales se traducen ya no en configuraciones
de puntos de diferente diámetro sino en configuraciones de elementos de
imagen'.
En la práctica de edición
electrónica, el tratamiento de imágenes de tono continuo contrae varias
exigencias. En primera instancia, figuran los requerimientos de un soporte
físico adecuado para su tratamiento interactivo: un experto en preprensa
electrónica calcula que una imagen de tono continuo en blanco y negro, en el
tamaño carta, necesita la misma potencia del ordenador que sería necesaria para
componer todo el texto de la Biblia en su memoria de pantalla de una sola vez'.
Los requerimientos mencionados son sin embargo satisfechos actualmente incluso
por los equipos de autoedición de escritorio (DTP -Desktop Publishing) de
generaciones recientes.
Las imágenes de tono continuo
en blanco y negro pueden ser digitalizadas o capturadas con la mayoría de los
escáneres de escritorio, aunque para trabajo comercial de alto nivel son
recomendables los basados en la tecnología de tubos fotomultiplicadores, ya que
superan, entre otras, las limitantes en los rangos de ampliación y de
resolución características de los escáneres de escritorio basados en la
tecnología de semiconductores.
El tratamiento de las imágenes
de tono continuo a color es el que marca la verdadera brecha entre la
autoedición de escritorio y la edición electrónica profesional. Exigen mayor
amplitud de memoria volatil (RAM) y basta capacidad de memoria permanente (ROM)
para su manipulación interactiva, por ello, la fórmula regular consiste en
explorar las imágenes en un escáner de nivel profesional, realizar el trabajo
de corrección, modificación y retoque en estaciones de edición electrónica del
mismo nivel y comprimirlas como imágenes de baja resolución. En ese estado
pueden ser empleadas incluso en el equipo de autoedición para su
dimensionamiento y ubicación en la composición gráfica. Luego, se envía
nuevamente el archivo integrado al sistema profesional, donde se introduce
automáticamente la imagen de alta resolución en la composición de página y se
prepara la transferencia del trabajo al escáner o la fotocomponedora que
procesará las películas finalizadas para policromía.
Opacos y transparencias
Una segunda clasificación de
los originales, los divide en opacos (u originales de reflexión) y
transparencias (u originales de transmisión). Opacos El original opaco se
reproduce fotográfica o electrónicamente por la acción de una fuente de luz que
se refleja en su superficie. Las pinturas o ilustraciones ejecutadas sobre
soportes no translúcidos y las fotografías en papel son ejemplos de originales
reflectivos u opacos.
Transparencias
Originales de transmisión son
aquellos que se observan por proyección en pantalla o al trasluz y se
reproducen fotográfica o electrónicamente mediante una fuente de luz que pasa a
través de ellos. En consecuencia, forman parte de esta categoría las
transparencias o diapositivas y las ilustraciones elaboradas con tintas transparentes
sobre acetatos.
El diseño
La idea inicial de cualquier
pieza gráfica se manifiesta en un diseño o boceto comprensivo que semeja el
trabajo final en cuanto a la ubicación y disposición de todos sus elementos.
A través del boceto
comprensivo, el cliente, anunciante o quien requiera el impreso verifica que se
ha captado su propósito. Dicha verificación, sea por razones formales o
conceptuales puede significar la realización de nuevos y diferentes diseños o
de ajustes al diseño inicial.
El diseño o boceto tiene pues
una importancia invaluable: en el aspecto práctico, determina la extensión y el
estilo de los textos, el carácter y el motivo de las ilustraciones, el encuadre
y el objeto de la toma fotográfica; de manera global, influye y orienta conceptualmente
la creación de todos los originales. El diseño, por lo demás, debe tener un
alto grado de perfección, para que ofrezca claridad sobre el producto final
esperado y tenga poder de convencimiento sobre quienes tomarán la decisión de
llevar adelante el proyecto. Debe tomarse en cuenta que la producción de un
impreso por lo regular implica inversiones considerables y quien toma la
decisión de realizarlas requiere saber exactamente cómo será el producto final.
En este sentido, un buen diseño es aquel que por sí mismo no deja espacio alguno
para dudas o malentendidos.
En consecuencia, se recomienda
que el diseño:
*sea elaborado preferentemente
con el mismo tamaño final de reproducción.
*sea preciso en dimensiones e
indicaciones, puesto que constituye el modelo que guiará la realización del
impreso en casi todas sus etapas;
*sin importar la técnica
empleada, sea realizado a color (salvo que se prepare precisamente un impreso
en blanco y negro) y simule lo mejor posible los efectos visuales que se deseen
producir finalmente en el impreso.
Igualmente, el diseño debe
atender variables de funcionalidad para el desarrollo de los procesos gráficos
posteriores. En consecuencia, en el momento mismo de emprender el diseño de un
proyecto gráfico debe considerarse:
*el sistema de impresión más
viable, para adecuar el diseño a las ventajas y limitaciones del mismo.
*el tamaño de la prensa en la
cual se desarrollará la impresión, para efectos de acondicionar el formato y
aprovechar al máximo los juegos de tintas.
*el uso final del impreso,
para la elección del sustrato y las tintas, e incluso los procedimientos de
posprensa. Es determinante analizar si el producto se exhibirá en exteriores o
en interiores, si deberá soportar continuas manipulaciones, si servirá de
empaque a productos perecederos y demás consideraciones.
Preparación del texto
Variables del tipo
Los tipos de letra responden a
varias características, que a su vez pueden implicar ventajas o desventajas
para efectos de la impresión:
* El tamaño (o cuerpo).
Las letras se miden según su
altura en puntos, unidades equivalentes a 1/72 de pulgada. Para cada fuente el
tamaño se mide entre el límite superior de las letras con astas ascendentes
(prolongación superior de la «b» y la (4» , por ejemplo) y el límite inferior
de las minúsculas con astas descendentes (prolongaciones de la «p» y la ,,q»,
por ejemplo).
Los tamaños de letras más
usuales oscilan entre 6 y 72 puntos (2. 1 y 25.2 mms.), aunque es posible
obtenerlos desde 4 hasta 400 puntos o más. En esencia entre más pequeñas sean
las letras implican una mayor dificultad para ser reproducidas.
* El trazo.
Es la
característica que refiere al aspecto peculiar de cada tipo de caracteres. Vale
decir que las letras de perfil más fino y con serifas implican limitaciones
para su reproducción en colores trama-dos, lo cual significa que se recomienda
su impresión en una sola de las tintas proceso o de lo contrario se plantea la
necesidad de realizar una impresión adicional con una tinta de color especial.
La elección del tipo obedece
por lo general a criterios estéticos. Sin embargo, siempre conviene tener en
cuenta el factor legibilidad, por cuanto algunos tipos, a pesar de su atractivo
visual, producen fatiga o confusión al lector, si son aplicados en la
producción de textos extensos. Por lo regular, los tipos implicados resultan
ventajosos en la confección de titulares, destacados o en textos muy breves.
Por su parte, las letras de configuración más compleja que de manifiesto son o
se asimilan al rango de ilustraciones reservan su uso a los «capitulares»4 o en
aplicaciones netamente gráficas donde la legibilidad no es fundamental.
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