PRIMERA PARTE
Generalidades
La realización de la gran
mayoría de los productos impresos desde
un afiche hasta un libro o una caja plegadiza implica llevar a cabo una cadena
de procesos, de la cual la impresión es apenas uno de los eslabones. No
obstante, en la práctica, la impresión sirve de eje de la producción, tanto así
que con frecuencia se subdividen los procesos gráficos en preimpresión (o
preprensa), impresión y posprensa (o terminación).
Como en especial la categoría
de preimpresión resulta muda o su generalidad es excesiva, se propone la
clasificación siguiente, al menos con fines aclaratorios:
• Preparación de Artes y
Originales
• Obtención de Planchas
• Ejecución de la Impresión
• Terminación del Producto
Gráfico
Se componen así cinco grupos
de procesos para comprender la producción gráfica en general. Es importante
anotar que el desarrollo tecnológico marca una tendencia hacia la
simplificación de los procesos mencionados. Este manual, sin embargo, se
propone ser útil para quienes intervengan o deseen intervenir en la realización
de cualquier proyecto gráfico, sea cual sea el nivel de sus recursos, por esta
razón tomará como eje argumental el desarrollo de los procesos gráficos en el
ordenamiento convencional enumerado, anotando en cada caso pertinente las
peculiaridades de los mismos en su ejecución con medios tecnológicos avanzados.
Secuencia convencional de los procesos gráficos
En los capítulos siguientes se
desglosará a fondo cada uno de los procesos gráficos, aquí se describe a la
ligera su sustancia, tomando el caso de la producción de un plegable
promocional, con el objeto de dilucidar las inquietudes primarias.
Si se desean diez mil
ejemplares de un plegable, es indispensable empezar por el diseño o la
concepción global del impreso. Una vez definido el diseño se procede a la
preparación de originales, lo cual significa elaborar o conseguir las
ilustraciones y fotografías, redactar o editar los textos y los títulos,
definir con exactitud la posición que ocupa cada uno de estos y otros tantos
elementos que se quieran incluir (arabescos, recuadros, líneas, logos,
troquelados, etc.). Por último, se realizan los artes finales —que para el caso
son dos, uno por cada cara impresa del plegable.
Dados en su estado definitivo
los artes y originales, se efectúa la fotorreproducción de los mismos. En
esencia, se trata de plasmar, en una plancha y al tamaño en que serán impresas,
todas las imágenes que componen el plegable.
Antes de continuar con el
plegable, es conveniente aclarar algunos conceptos. La operación de imprimir —en
la gran mayoría de los sistemas de impresión— consiste en transmitir tinta a un
sustrato con la interposición directa o indirecta de un elemento que configura
la imagen deseada y mediante la acción de una máquina impresora o prensa.
Para una explicación
didáctica, se puede tomar el caso de una persona (máquina impresora) que emplea
un sello (portaimagen), previamente presionado en una almohadilla entintada
(tinta), para registrarlo (imprimir) en una serie de hojas (sustrato). De lo
cual se deduce la normal coincidencia de cuatro elementos mínimos para realizar
una impresión:
• sustrato
• tinta
• portaimagen
• prensa
Conviene aclarar que el
sellado común de oficina dista de ser un caso representativo de la impresión
gráfica industrial, donde la uniformidad de la imagen en todos los ejemplares
constituye el objetivo prioritario y el fundamento de la impresión.
Hasta aquí el paréntesis. A
partir de los artes y originales sirven a su vez de base para la obtención de las
planchas es decir, entre otros, las planchas litográficas o flexográficas, los
clisés tipográficos, los cilindros de rotograbado y los esténciles serigráficos
(de screen).
Producidos los portaimágenes
(Planchas), se instalan en la correspondiente máquina impresora y se realiza la
impresión propiamente dicha. No sobra decir que, dependiendo del carácter de la
impresora, previamente puede haber sido necesaria la conversión del sustrato al
formato adecuado para la impresión. Un caso: si se va a imprimir en una máquina
de cuarto de pliego, la cartulina, por ejemplo, se debe acondicionar a la
capacidad de la prensa. Igualmente ha sido preciso preparar con antelación las
mezclas de tinta requeridas.
Realizada la impresión,
todavía faltan varias operaciones para disponer de los diez mil plegables,
operaciones que en general se congregan en el concepto de posprensa.
Si se supone que en un cuarto
de pliego —formato en el cual se efectuó la impresión del ejemplo— caben seis
ejemplares del plegable, hay que separarlos y transformarlos a sus dimensiones
definitivas —operación de refile—. Luego de lo cual se tendrían diez mil hojas
del tamaño previsto impresas por ambos lados; pero como el producto esperado
finalmente es un plegable, deben efectuarse los pliegues, lo cual puede
implicar varias operaciones adicionales.
Aun con esto, faltaría
mencionar las operaciones de empaque, para no hablar de los posibles trámites
de embarque.
Alternativas a la secuencia convencional
La anterior sería una visión
global de los pasos convencionales para la producción de una pieza gráfica.
Como se mencionó anteriormente, el desarrollo tecnológico, especialmente en el
campo de la electrónica, ha inducido en la industria gráfica la tendencia a la
simplificación de los procesos requeridos en su producción. A continuación se
expresa a grandes rasgos dicha tendencia.
El primer salto posible es el
de obviar los artes finales en su versión material —sobre papel, cartulina o
similar—. Aplicado a la industria gráfica, el desarrollo de los ordenadores
abrió inicialmente la posibilidad de la preparación de página en equipos
electrónicos de escritorio sin la inclusión de fotografías u otros originales
de tono continuo. Básicamente se trataba de preparar artes de línea en medio
electrónico, los cuales podían ser producidos en papel fotográfico —para su
procesamiento con medios fotomecánicos convencionales— o directamente en
película, lo más recomendable, transmitiendo la información digital de imagen a
máquinas fotocomponedoras.
Posteriormente, mejoras en la
capacidad de las memorias electrónicas, la introducción de programas de
aplicación gráfica con mayor control para el tratamiento de la imagen y el desarrollo
de periféricos de estructura abierta han hecho posible la inclusión y manejo de
todas las imágenes en la composición de páginas completas por medio
electrónico, permitiendo la producción integral de planchas finalizadas.
El avance en la tecnología ido
habilitando el procesamiento directo de planchas litográficas. Simultáneamente
se han ido introduciendo procesadores específicos de portaimágenes
flexográficos, serigráficos y de otros sistemas, que operan a partir de
información digital de imagen. Así, tienden a ser también innecesarias las
películas, pues un puente conduce hacia los portaimágenes directamente desde
los archivos de imagen preparados en el computador.
En esta línea de
simplificación de procesos, el nivel más alto de desarrollo alcanzado hasta hoy
lo constituyen las impresoras offset digitales. Ellas reciben archivos de
imagen digitalizada y los imprimen a todo color, incluyendo la reproducción de
fotografías y tramas finas. Esto sin necesidad de procesar películas ni
portaimágenes, por cuanto el portaimagen está incorporado a la impresora y se
prepara automáticamente para cada ciclo de impresión según la información
digital de imagen introducida.
En síntesis, son múltiples las
vías optables para realizar un proyecto gráfico. La secuencia convencional de
procesos gráficos propuesta al comienzo de esta introducción tiene una serie de
variantes, hasta el punto que determinados recursos tecnológicos hacen muy
frágil la frontera entre preimpresión, impresión y posprensa.
Camino de la variedad y el experimento
Se esbozó la secuencia
convencional para la producción de un impreso y se insinuaron las posibilidades
de simplificar esa secuencia. Desde luego que como la variedad de los productos
gráficos es casi ilimitada, cada producto específico supone una combinación
específica de operaciones. Es más, como incluso son infinitas las variaciones
del genérico “plegable» o, dicho de otra forma, pueden ser sutiles o notorias
las diferencias entre una revista y otra, entre uno y otro catálogo, entre dos
estandartes, la ejecución técnica de cada impreso no es una rutina absolutamente
preestablecida, en cada cual hay campo para las decisiones
creativo-funcionales.
A propósito, la mayor ventaja
de los productos impresos reside en su capacidad de conservación, con lo cual a
su vez estos se pueden constituir en prueba incontrovertible de las fallas
cometidas en su producción. Esto obliga a extremar la atención en el desarrollo
de cada uno de los procesos mencionados, y más aún, en cada una de las
operaciones que ellos implican: la más mínima omisión inadvertida en un
comienzo y apenas detectada en los procesos posteriores, conlleva difíciles y
costosas operaciones de corrección; así como cualquier des-cuido en las fases
finales desvirtúa todos los aciertos previos.
Por lo demás, no hay por qué
alarmarse, la producción industrial gráfica no está vedada para la
experimentación y el aprendizaje, sólo requiere cuidado y buen juicio además de
un conocimiento sereno de los procesos en conjunto, ya la realización práctica
corresponde a los profesionales en cada proceso.
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