viernes, 20 de junio de 2014

7 cosas sobre el miedo que deberías saber antes de salir corriendo

El miedo es la respuesta natural de nuestro cerebro para indicarnos que estamos enpeligro y poder sobrevivir algún evento que ponga en riesgo nuestra salud. Pero muchos de nosotros experimentamos miedos que no tienen razón de ser y son irracionales, como el miedo a ciertos insectos que no representan una amenaza para nosotros. Así que antes de salir corriendo, te invito a leer estos 7 datos sobre el miedo:


7. Es posible eliminar los miedos

Al crear asociaciones de memoria podemos eliminar el miedo que le tenemos a algunos elementos, como se ha demostrado con ciertos experimentos. Por ejemplo, si a un ratón al que se le enseñó a asociar la luz con los ruidos fuertes se lo expone a la luz sin el sonido fuerte, el ratón ya no sentirá miedo de la luz al no relacionarlas con el sonido. Con el tiempo, el ratón reducirá (no necesariamente eliminar) el miedo que le provocaba la luz al modificar la asociación de recuerdos en su memoria.

6. Algunas miedos son universales a través de varias culturas

Hay una gran relación entre la edad y los tipos de miedos que la gente sufre en diferentes culturas. En la niñez, el miedo a los extraños y a la separación son muy comunes. Mientras crecemos, el miedo a otros seres (insectos, por ejemplo) y a situaciones (thabitaciones oscuras, rayos en días de tormenta) se vuelve más presente. Los adolescentes tienden a temer las situaciones sociales, mientras que los adultos desarrollan un miedo al fracaso.

5. Los miedos no son provocados por un solo evento tenebroso en tu niñez

El miedo se desarrolla por una compleja combinación de genética y el escenario que te rodea, no por esa vez en la que caíste de una gran altura o casi te ahogas en una alberca. Cuando somos niños, reaccionamos sentimentalmente a los escenarios a lo largo de los años, pero hay un cierto sector de la sociedad que reacciona con miedo a estos eventos o las cosas desconocidas. Además, tener un padre con desorden de ansiedad es un factor a seguir en el desarrollo del miedo.

4. Las hormonas del estrés ayudan a eliminar el miedo

En un estudio del 2010, se proporcionó a pacientes con acrofobia (miedo a las alturas) una dosis de cortisol, la hormona responsable del estrés en nuestro cerebro. Los sujetos a los que se les dio la hormona mencionaron haber reducido su miedo a las alturas, así como menor ansiedad, a diferencia de aquellos a los que se les proporcionó un placebo.

3. Hay personas sin miedo

Existen algunas personas sin la capacidad de experimentar miedo, incluso en situaciones que resultan terroríficas para alguien con desórdenes de ansiedad. Por ejemplo, alguien con este trastorno podría estar calmado en un avión a punto de estrellarse. No se sabe la causa de este trastorno, y hasta ahora los neurocientíficos han visto que estas personas no usan la región del cerebro que una persona con ansiedad usaría mucho en las situaciones que le causan miedo.

2. Individuos con desorden de ansiedad reaccionan de forma normal a situaciones terroríficas

Pensarías que alguien con desórdenes de ansiedad actuaría exageradamente en una situación de peligro o incluso a un escenario terrorífico. Pero las personas con ansiedad no reaccionan así frente a estas situaciones, sino que lo hacen como todos los demás, ya que este desorden provoca experimentar grandes cantidades de miedo a una situación especifica.

1. La ansiedad y el miedo son comunes en la niñez

La mayoría de los niños tienen ansiedad y terminan por eliminarla en la adolescencia, aunque a veces persiste hasta la adultez. La parte mala es que no hay forma de saber si un niño podrá eliminar la ansiedad cuando crezca o la padecerá el resto de su vida, una respuesta que se trata de encontrar por la neurociencia.
Seguido le tememos a lo que es desconocido, no sabemos qué es lo que causa ese miedo a las arañas, las alturas, el agua profunda o las serpientes, pero siempre se pueden encontrar formas de eliminar el miedo, por ejemplo, enfrentándolo. ¿Le tienes miedo a la oscuridad?

¿Qué hacía diferente al cerebro de Einstein?

¿Qué hacía diferente el cerebro de Einstein?

El 18 de abril de 1955, horas después de que Albert Einstein falleciera, el patólogo Thomas Harvey removió y cortó en secciones su cerebro. Donó algunas partes del órgano y otras las conservó.

Más de 50 años después, la extracción sigue causando controversia: las características del cerebro de Einstein han sido centro de atención de diversas discusiones sobre si en ellas reside la clave de su inteligencia. Los hallazgos del estudio más reciente, realizado en 2013 por Weiwei Men, de la Universidad Normal del Este de China, junto con investigadores de tres instituciones estadounidenses, son más bien modestos. Demuestran que el cerebro de Einstein posee un cuerpo calloso —el puente que conecta ambos hemisferios cerebrales— más grande que el promedio.



Esto se debe a la existencia de más fibras nerviosas encargadas de comunicar ambos lados de la corteza prefrontal, zona responsable del pensamiento complejo, la adecuación del comportamiento social y la capacidad de tomar decisiones.

También presenta anomalías en una región conocida como “surco lateral” o “cisura de Silvio”. Es probable que esto le haya permitido a las neuronas de la zona tener una mejor comunicación. Además, sus lóbulos parietales tienen un raro patrón, lo cual ha hecho sospechar que tuvieron algo que ver con sus habilidades matemáticas y de razonamiento espacial.

Una investigación de 1966, en la Universidad de Alabama, sugirió que el espesor de la corteza cerebral de Einstein era menor que en otros cinco cerebros contra los que fue comparado. La densidad de neuronas en esa zona era mayor que la de un encéfalo promedio.
La densidad de conexiones neuronales no tiene una relación directa con el coeficiente intelectual; es la eficiencia de la comunicación sináptica la que marca la diferencia”, menciona el doctor Arturo Ortega, investigador del Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav. Cada cerebro es único y, aunado a otros rasgos, esto nos hace diferentes del resto de las personas.
¿Cuántos genomas tiene el cerebro?

En noviembre de 2013, un grupo de científicos estadounidenses, coordinados por el investigador Michael J. McConnell, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia, demostró que muy probablemente cada neurona de nuestro cerebro tiene un genoma particular.

Con la ayuda de modernas tecnologías para secuenciar el ácido desoxirribonucleico de células individuales, este equipo de científicos comparó los genomas de células neuronales que provenían de tejidos cultivados en laboratorio y de cadáveres humanos; de esta manera, pudieron determinar que todas las neuronas tienen genomas distintos. Asimismo, las principales diferencias que descubrieron estaban en el arreglo de sus cromosomas, es decir, cambios que se conocen como aneuploidías.

lunes, 9 de junio de 2014

Nueva herramienta de ALMA permitirá sondear un agujero negro supermasivo

El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), en Chile, incrementó considerablemente sus capacidades luego que científicos instalaran un reloj atómico ultra preciso en el Sitio de Operaciones del Conjunto (AOS, en su sigla en inglés), donde se encuentra la supercomputadora del observatorio: el Correlacionador. Con el nuevo reloj, ALMA podrá sincronizarse con una red internacional de centros de radioastronomía llamada Event Horizon Telescope (EHT).



Una vez montado, el EHT —del cual ALMA será la instalación más sensible— formará un telescopio a escala mundial con la capacidad de aumento necesaria para observar detalles en los límites del agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea.

No obstante, para que ALMA pueda aportar sus funcionalidades revolucionarias para esta observación y otras similares, primero tendrá que transformarse en otro tipo de instrumento, conocido como phased array, o ‘conjunto en fase’. Así, ALMA utilizará sus 66 antenas para funcionar como si fuera una sola antena de 85 metros de diámetro. Esa funcionalidad, sumada a una sincronización horaria ultra precisa, permitirá a ALMA mantenerse conectado a otros observatorios.

En ese sentido, se alcanzó un importante hito recientemente cuando el equipo científico llevó a cabo lo que se consideró un verdadero «trasplante de corazón» en el telescopio al instalar un reloj atómico fabricado a medida y alimentado por un máser de hidrógeno. Este nuevo instrumento usa un método similar a la acción de un láser para amplificar un tono puro y único, cuyos ciclos se cuentan para producir un tic-tac extremadamente preciso.

Una vez que el máser esté totalmente conectado al sistema electrónico de ALMA, se desconectará y guardará como repuesto el instrumento de medición original: un reloj que funciona con gas de rubidio.

Shep Doeleman, investigador jefe Proyecto de Puesta en Fase de ALMA y director asistente del Observatorio Haystack del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), participó en la instalación del máser por videoconferencia. "Una vez terminada la sincronización, ALMA usará la medición ultra precisa de este nuevo reloj atómico para unirse al Event Horizon Telescope —cuyo nombre es muy pertinente— y pasará a ser la instalación más sensible del conjunto, al aumentar su sensibilidad en 10 veces", sostuvo.

Los agujeros negros supermasivos están presentes en el centro de todas las galaxias y tienen una masa equivalente a millones o incluso miles de millones de veces la masa de nuestro Sol. Estos mastodontes que curvan el espacio tienen tanta masa que nada escapa a su fuerza gravitacional, ni siquiera la luz. Comprender cómo un agujero negro devora materia, produce chorros de partículas y energía y distorsiona el tiempo y el espacio es uno de los mayores desafíos de la astronomía y de la física.


El agujero negro ubicado en el centro de la Vía Láctea es un monstruo de 4 millones de masas solares y se encuentra a cerca de 26.000 años-luz de la Tierra en dirección de la constelación de Sagitario. Como los telescopios ópticos no pueden observarlo en forma adecuada debido a que está tapado por densas nubes de polvo y gas, observatorios como ALMA, que captan las ondas más largas de longitudes milimétricas y submilimétricas, son fundamentales para estudiar sus propiedades.

Los agujeros negros supermasivos pueden estar relativamente quietos o agitarse y producir chorros increíblemente potentes que expiden partículas subatómicas en el espacio intergaláctico, fenómeno que, llevado al paroxismo, se asemeja a los quásares observados en los albores del Universo. El combustible de estos chorros los aporta el material absorbido, que se calienta extremadamente a medida que se acerca al centro en un movimiento en espiral. Los astrónomos esperan observar el agujero negro de nuestra galaxia en pleno proceso de alimentación con el fin de comprender mejor cómo los agujeros negros afectan la evolución de nuestro Universo e inciden en el desarrollo de las estrellas y galaxias.

ALMA llegará justo a tiempo para observar un acontecimiento cósmico muy esperado: la colisión de una nube gigante de polvo y gas conocida como G2 y el agujero negro supermasivo de nuestra galaxia. Se cree que la colisión podría despertar a este gigante dormido y llevarlo a liberar cantidades extremas de energía y, quizá, producir un chorro de partículas subatómicas, lo cual sería un comportamiento sumamente inusual para una galaxia en espiral madura como la Vía Láctea. Se calcula que la colisión comenzará en 2014 y se prolongará por más de un año.

Con la obtención de imágenes de alta resolución del llamado horizonte de sucesos, también podríamos comprender mejor cómo el Universo rigurosamente ordenado de Einstein coincide con el caótico cosmos de la mecánica cuántica, dos sistemas de descripción del mundo físico absolutamente contradictorios en el más mínimo detalle.

Cuando esté sincronizado, ALMA también servirá como un instrumento aislado extraordinariamente sensible capaz de detectar pulsares cerca del agujero negro de nuestra galaxia. También se harán investigaciones independientes sobre las moléculas presentes en el espacio para determinar si las leyes fundamentales de la naturaleza han cambiado con el transcurso del tiempo cósmico.

La capacidad de los agujeros para curvar la luz también constituye una oportunidad única para observar la llamada sombra de los agujeros negros. Cuando se acerca al horizonte de sucesos de un agujero negro, la luz no viaja en línea recta, sino que adopta una extraña trayectoria hiperbólica, e incluso puede llegar a describir una órbita estable. Parte de esa luz, que comienza su recorrido alejándose de los observadores en la Tierra, puede doblarse hasta completar una curva en 180 grados, lo que permitiría a los científicos estudiar el costado más alejado del agujero negro y ver su sombra en el espacio. Como el tamaño y la forma de esta sombra depende de la masa y de la rotación del agujero negro, estas observaciones podrían proporcionarnos mucha información sobre la distorsión del tiempo y el espacio en este ambiente extremo.

Los cálculos indican que se requiere una resolución de 50 microarcosegundos (cerca de 2000 veces más precisa que la del telescopio espacial Hubble) para obtener una imagen de la sombra, lo que equivale a leer la fecha en una moneda de veinticinco centavos de dólar desde Nueva York a Los Ángeles. Esta increíble capacidad de resolución podrá alcanzarse con el Event Horizon Telescope gracias a ALMA.

La planificación del ‘Conjunto ALMA en Fase’ (Phased ALMA Array) comenzó en 2008, impulsada por la voluntad de obtener imágenes de un agujero negro y realizar otras observaciones hasta ahora imposibles. Los requisitos necesarios para integrar el conjunto ALMA a los demás observatorios fueron entregados desde un principio al equipo de ingeniería de ALMA para que la implementación del plan de puesta en fase no afectara a su construcción y operación.

El Phased ALMA Array es financiado principalmente por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Financiamiento adicional es aportado por Norteamérica al Fondo de Desarrollo de ALMA, y por un grupo internacional de instituciones a través del Academia Sinica Institute of Astronomy and Astrophysics, el Max Planck Institute for Radio Astronomy, la Universidad de Concepción, la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia, y la Toray Science Foundation. El proyecto, que comenzó a recibir financiamiento en 2011, tuvo su diseño preliminar revisado y aprobado por el directorio de ALMA en 2012 y luego pasó por la etapa de revisión crítica de diseño en 2013.

Actualmente la meta es probar la primera señal combinada del observatorio puesto en fase con otro telescopio en 2014, para luego realizar una puesta en marcha completa y dar inicio a las observaciones oficiales en 2015.

ALMA fue diseñado para trabajar como un interferómetro, es decir, un telescopio compuesto de muchos elementos, donde cada par de antenas forma una línea de base y se pueden formar hasta 1.291 líneas de base por un total de hasta 16 kilómetros de largo.

El conjunto puesto en fase, sin embargo, funciona de otra manera: simplemente se combinan las señales de todas las antenas. Para ello, se están construyendo componentes electrónicos y equipos informáticos especiales en el Laboratorio Central de Desarrollo del Observatorio Radio Astronómico Nacional de Estados Unidos, ubicado en Charlottesville (Virginia). Estos nuevos circuitos se instalarán en el Correlacionador de ALMA, una supercomputadora que hace funcionar el telescopio y combina las señales de las antenas.

A continuación, se agregarán marcas de tiempo a las señales del conjunto puesto en fase gracias al nuevo reloj atómico (el máser de hidrógeno fabricado y probado por el Haystack Observatory del MIT) para luego enviar los datos a un centro de procesamiento y allí combinarlos y sincronizarlos a la perfección con las señales de otros telescopios.

Los cables de fibra óptica usados para transportar las señales en las instalaciones de ALMA fueron fabricados por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ, en su sigla en inglés), mientras que los dispositivos registradores de alta velocidad que recabarán el torrente de datos procedentes del conjunto ALMA puesto en fase fueron diseñados por el Haystack Observatory. Los software necesarios para usar el nuevo sistema de puesta en fase, en tanto, fueron desarrollados por distintas instituciones que participan en el proyecto.

La extraordinaria capacidad de aumento del Event Horizon Telescope (EHT) se debe a la interconexión de antenas de radio muy distantes entre sí y repartidas por todo el globo para formar un telescopio virtual a escala mundial. Esta técnica, llamada interferometría de línea de base muy larga (VLBI, en su sigla en inglés), es la misma que utilizan los telescopios como el Very Long Baseline Array (VLBA) de NRAO para alcanzar su increíble capacidad de resolución. La diferencia entre las instalaciones VLBI existentes y el EHT es simplemente la gran envergadura de este último en términos de distribución geográfica, su ampliación a las longitudes de onda más cortas y el aporte de un área de observación sin precedentes gracias a la puesta en fase de ALMA.

"Al combinar las antenas de radio que captan ondas de longitudes milimétricas y submilimétricas en todo el mundo, el Event Horizon Telescope se convierte en un instrumento fundamentalmente nuevo con el poder de aumento más grande que se haya alcanzado a la fecha" - afirma Doeleman. "Encabezado por ALMA, el EHT allanará un nuevo camino en la investigación de los agujeros negros y echará luces sobre uno de los pocos lugares del Universo donde las teorías de Einstein posiblemente se estrellen: el horizonte de sucesos". (Fuente: ALMA/DICYT)

Comunicación con robots mediante gestos humanos

Un equipo de investigación está programando robots para que sean capaces de comunicarse con personas utilizando los gestos y el lenguaje corporal propios de los seres humanos, un paso importante hacia la introducción de robots humanoides en los hogares.

Investigaciones anteriores han demostrado que a las personas nos resulta difícil reconocer cuándo un robot que sostiene un objeto nos lo está ofreciendo para que le lo tomemos de su mano, ya que la conducta tradicional de los robots es parca, cuando no nula, en señales no verbales, a diferencia de la humana, en que una simple mirada y un movimiento de la mano bastan para dejarnos claro que alguien nos ofrece un objeto para que lo recojamos de su mano.



El equipo de la investigadora AJung Moon, del Departamento de Ingeniería Mecánica en la Universidad de la Columbia Británica (UBC) en Canadá, ha seleccionado como referencia para su trabajo al robot conocido con el nombre de "Charlie". Con él, se ha trabajado en la cuestión de cómo mejorar del citado modo la acción, aparentemente simple, de entregar un objeto a una persona.

El hecho de que un objeto pase de las manos de un humano a las de otro no tiene nada de extraordinario para nosotros. Lo hacemos infinidad de veces de manera cotidiana. Sin embargo, algo para nosotros tan sencillo como pasarle un plato al comensal de al lado en la mesa, o coger la herramienta que nos ofrece un compañero de trabajo, no es fácil si el individuo que sostiene el objeto o lo va a coger de nuestras manos es un robot.

Moon y sus colegas estudiaron los gestos espontáneos que más tendemos a hacer las personas con la cabeza, cuello y ojos durante la acción de pasarle una botella de agua a alguien. Con lo aprendido en las observaciones, el equipo de Moon probó entonces tres variaciones de esta interacción con Charlie y 102 voluntarios humanos.

Programar al robot para utilizar la mirada como una señal no verbal hizo la entrega más fluida, Moon y sus colegas hallaron que las personas cogían más pronto la botella de agua cuando el robot movía su cabeza para mirar a la zona donde esperaba que la botella de agua le fuese cogida por la mano humana, y luego miraba a los ojos de la persona.

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sábado, 7 de junio de 2014

Un nuevo dispositivo hecho de textiles inteligentes medirá la fatiga del conductor

Investigadores del Instituto de Biomecánica (IBV) están trabajando en el desarrollo de un dispositivo integrado en textiles inteligentes capaz de medir la actividad cardiaca y la respiración del conductor para prevenir la somnolencia y la fatiga al volante. Se trata de un sistema de sensores no invasivo integrado en la cubierta del asiento y en el cinturón de seguridad del vehículo. Según explica José Solaz, director de Innovación de Mercados en Automoción del IBV, , “la variación de los ritmos cardiacos y respiratorios son buenos indicadores del estado del conductor, ya que están relacionados con la fatiga del mismo".



Es decir –añade– "cuando se entra en estados de fatiga o somnolencia aparecen modificaciones en la respiración y frecuencia cardíaca, por eso monitorizando estas constantes podemos detectarlas y avisar al conductor.

Hasta la fecha, no existía ningún dispositivo capaz de medir estas constantes de manera no invasiva en un coche y obteniendo un resultado equiparable a la medición en un laboratorio.

Probado en circuito cerrado   
 
El producto se está desarrollando en el marco del proyecto europeo Harken y el resultado final es un prototipo completamente funcional que consta de tres componentes principales, el sensor del asiento, el sensor del cinturón de seguridad, y el SPU (signal processing unit), que procesa los datos de los sensores en tiempo real. Además, gracias a su capacidad de integración, es completamente invisible para el usuario.  
     
José Solaz ha explicado que “el dispositivo ha sido probado por usuarios en circuito cerrado –en la escuela de conducción Luis Climent– para determinar su eficacia en condiciones de uso reales”.

El sistema de sensores no invasivo podrá ir integrado en la cubierta del asiento y en el cinturón de seguridad del vehículo

Dada su orientación a una rápida industrialización, el dispositivo Harken permitirá en breve disponer del vehículos a en la calle para testar el comportamiento del sistema en situaciones de tráfico real. De hech,o las pruebas preliminares “han obtenido unos resultados muy positivos y completamente fiables” ha confirmado Solaz. De esta manera, Harken ayudará en un futuro próximo a reducir los accidentes.

Un grave problema de seguridad vial 

Los accidentes de tráfico provocados por la fatiga representan un importante problema social y económico para la UE. En 2008, se produjeron más de 1.2 millones de accidentes de tráfico en la UE, con 1.5 millones de heridos y 38.000 muertos. Este tipo de accidente será la tercera causa de muerte y discapacidad mundial más frecuentes en 2020.

Los detectores de fatiga integrados en los componentes del vehículo pueden reducir este problema, salvando miles de vidas al año y reduciendo en miles de millones de euros los costes sanitarios. “Por esta razón, HARKEN supone una solución innovadora para la detección de la fatiga que puede suponer un gran avance en la seguridad vial” ha añadido José Solaz.

Financiado a través del 7º Programa Marco, dentro del Programa “Capacidades. Investigación en beneficio de las PYMES”, el proyecto HARKEN arrancó en julio de 2012.

El Instituto de Biomecánica participa en esta investigación junto al centro tecnológico Eesti Innovatsiooni Instituut y la Universidad de Manchester.

Este proyecto, liderado por la empresa BORGSTENA, reúne a un consorcio de Pequeñas y Medianas Empresas que producen componentes de vehículos (textiles para asientos - BORGSTENA, cinturones de seguridad - ALATEX, tejidos inteligentes - SENSINGTEX, y biosensores - PLUX), que llevarán a cabo la industrialización de este sistema. Además, el consocrio cuenta con la empresa FICOMIRROS como representación de los proveedores TIER1 de la industria del automóvil que es el puente con los fabricantes de vehículo completo, futuros integradores de esta tecnología.

Una nueva especie ilumina la evolución de las culebrillas ciegas en Europa

Un equipo de investigadores catalanes ha descrito el primer cráneo intacto de anfisbena, un grupo de reptiles conocido como culebrillas ciegas, fósil en Europa. A la nueva especie se le ha dado el nombre de Blanus mendezi en honor a Manel Méndez, quien descubrió el ejemplar procedente del yacimiento del vertedero de Can Mata, donde este animal vivió hace 11,6 millones de años.

Las anfisbenas son un grupo de reptiles escamosos adaptados a vivir bajo tierra. A nivel evolutivo es un grupo poco conocido que, gracias al registro fósil y a los datos moleculares, se ha emparentado con los lacértidos (el grupo al que pertenecen los lagartos verdes y las lagartijas), de los que se habrían separado durante el Cretácico Superior, hace entre 100 y 65 millones de años.



El único representante actual de este grupo en Europa es la culebrilla ciega que, a pesar de su nombre y la ausencia de patas, no es una serpiente. Las anfisbenas tienen los ojos atrofiados y un cráneo macizo, adaptados al hábitat subterráneo, y su aspecto externo puede recordar al de una lombriz.

En el artículo publicado en la revista PLOS ONE, Arnau Bolet y otros investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), describen la nueva especie de anfisbena Blanus mendezi a partir de un cráneo excepcionalmente bien conservado encontrado en el vertedero de Can Mata, en Els Hostalets de Pierola (Anoia, Barcelona).

El fósil, de poco más de un centímetro de longitud, fue encontrado por Manel Méndez, técnico del ICP, durante el lavado de unos sedimentos excavados en 2011 en esta zona que históricamente ha proporcionado fósiles excepcionales de distintos grupos de animales. Los investigadores han bautizado la nueva especie en su honor.

Aunque los restos de anfisbenas son habituales en el registro fósil de Europa, hasta el hallazgo de este cráneo sólo se disponía de huesos aislados y a menudo fragmentarios que dificultaban su clasificación y su estudio taxonómico. En este trabajo, los investigadores han integrado datos paleontológicos, moleculares y biogeográficas para asignar este resto al género Blanus, que comprende casi todas las especies de anfisbenas que se encuentran en el continente europeo.

Blanus mendezi, con una antigüedad aproximada de 11,6 millones de años, representa el registro más antiguo de blánidos del Mediterráneo occidental y los científicos sugieren que habría aparecido poco después de la separación que se observa actualmente entre especies de blánidos del Mediterráneo occidental y oriental.

Modelo de alta resolución en tres dimensiones

El estudio de este cráneo, que incluye la mandíbula derecha, se ha llevado a cabo a partir de imágenes obtenidas con un equipo de tomografía computarizada que ha permitido generar un modelo en 3D de la pieza, eliminando virtualmente toda la matriz rocosa que rodea el fósil.

"El uso de estas técnicas sobre un espécimen extremadamente bien conservado como el que hemos encontrado es el que nos ha permitido hacer una descripción tan detallada de este antiguo miembro de la familia de los blánidos", comenta el investigador Arnau Bolet. Estas técnicas permiten obtener imágenes de alta resolución del interior y el exterior de un fósil sin dañarlo.

viernes, 6 de junio de 2014

Estrella supergigante roja con una estrella de neutrones en su interior

Se ha detectado, por vez primera, un exótico tipo de objeto cósmico que fue propuesto en el campo teórico por el físico Kip Thorne y la astrónoma Anna Zytkow en 1975. Los objetos de Thorne-Zytkow, como se les llama, son "híbridos" de estrellas supergigantes rojas y estrellas de neutrones que superficialmente se parecen a supergigantes rojas normales, como Betelgeuse en la constelación de Orión. Sin embargo, se diferencian en sus firmas químicas, que resultan de la actividad concreta de sus interiores estelares.

El hallazgo lo han hecho Emily Levesque, de la Universidad de Colorado en la ciudad estadounidense de Boulder, Philip Massey, del Observatorio Lowell, en Flagstaff, Arizona, Estados Unidos, Nidia Morrell, de los Observatorios Carnegie en La Serena, Chile, y la propia Anna Zytkow, de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.



Una estrella de neutrones es el núcleo muerto de una estrella que previamente estalló como supernova pero, pese a comprimirse mucho, no se ha convertido en un agujero negro. Aunque no esté tan prensada como un agujero negro, su densidad es formidable. Una masa que en promedio es del doble de la del Sol se concentra en una esfera cuyo diámetro se mide en decenas de kilómetros. La materia de una estrella de neutrones alcanza densidades que no existen de forma natural en la Tierra: Una simple cucharada de la materia de la que está hecha una estrella de neutrones pesa más que las montañas del Himalaya. De hecho, la composición química de una estrella de neutrones tiene muy poco que ver con la de la materia de cualquier astro formado por materia menos comprimida. La compresión que reina en una estrella de neutrones es tan brutal que en los átomos fuerza a los electrones a "incrustarse" contra los protones, dando lugar a neutrones. De ahí que a esta clase de objetos se les llame estrellas de neutrones.

Se cree que los objetos de Thorne-Zytkow se forman por la interacción de dos estrellas masivas (una supergigante roja y una estrella de neutrones producida durante una explosión de supernova) en un sistema binario en el que las dos estrellas están una muy cerca de la otra. Si bien el mecanismo exacto no está claro, la teoría más aceptada sugiere que, durante la interacción evolutiva de las dos estrellas, la más masiva, que es la supergigante roja, básicamente se traga a la estrella de neutrones, la cual, en su órbita en torno a la supergigante, ha ido descendiendo cada vez más hacia ella, trazando una espiral. La estrella de neutrones se sumerge en las capas externas de la supergigante roja y continua su inmersión hasta acabar en el mismísimo núcleo de la supergigante.

Aunque las supergigantes rojas obtienen su energía de la fusión nuclear en sus núcleos, los objetos de Thorne-Zytkow están energizados por la actividad inusual de la estrella de neutrones absorbida en su núcleo. El descubrimiento de este objeto de Thorne-Zytkow, concretamente catalogado como “estrella HV 2112” y ubicado en la Pequeña Nube de Magallanes, una galaxia enana muy cercana a la nuestra, inaugura por fin la lista de los objetos de Thorne-Zytkow conocidos en el universo.

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Nuevas pruebas de que la Luna surgió del gran choque entre Theia y la Tierra

La mayoría de los geólogos planetarios creen que la Luna se formó por un gigantesco impacto entre la Tierra y un objeto de tamaño planetario llamado Theia o Tea hace unos 4.500 millones de años. Para confirmarlo, los científicos se han centrado en los últimos años en medir diversos isótopos –átomos de un mismo elemento con distinto número de neutrones–, como los del titanio o el silicio, en muestras lunares y terrestres.

Las proporciones isotópicas varían entre los objetos del sistema solar, pero resulta que en el caso de la Tierra y la Luna son muy similares, lo que entra en conflicto con los modelos teóricos de la gran colisión. Si esta ocurrió de verdad, la Luna se habría formado a partir de fragmentos de Theia, y por tanto, se esperaría que su composición fuera diferente a la de la Tierra.



Ahora un equipo de investigadores alemanes, coordinados por el doctor Daniel Herwartz de la Universidad de Gotinga, ha obtenido mediciones de isótopos de oxígeno que proporcionan las esperadas evidencias de que nuestro satélite se originó por la colisión de Theia contra la Tierra. El trabajo se publica en Science y se presenta la semana que viene en el congreso de geoquímica de Goldschmidt (EE UU).

El equipo ha encontrado que las muestras lunares analizadas presentan valores más altos en la relación isotópica entre el oxígeno-17 y el oxígeno-16 respecto a las rocas terrestres. En concreto, la diferencia es de 12 partes por millón (±3 ppm).

“Las diferencias son pequeñas y difíciles de detectar, pero ahí están”, subraya Herwartz, quien interpreta que esto supone dos avances: “Ahora podemos estar razonablemente seguros de que tuvo lugar la gran colisión, y además, nos da una idea de la geoquímica de Theia, que parece fue similar a la de las condritas tipo E (una clase de meteorito con enstatita)”.

“Si esto es verdad –añade–, ahora podemos predecir la composición geoquímica e isotópica de la Luna, porque en la actualidad nuestro satélite es una mezcla de Theia y la Tierra primitiva. El próximo objetivo es averiguar cuánto material del desaparecido planeta se encuentra en la Luna".

La mayoría de los modelos estiman que nuestro satélite contiene entre un 70% y un 90% de material de Theia, y el resto procedente de la antigua Tierra. Sin embargo, algunos científicos consideran que solo queda alrededor de un 8% de Theia en la Luna. Por su parte, los resultados del nuevo estudio sugieren algo intermedio: “Una mezcla al 50% parece posible, pero hay que confirmarlo”, indica Herwartz.

Para realizar el estudio, al principio su equipo utilizó muestras lunares que habían llegado a la Tierra a través de meteoritos, pero como estaban ‘contaminadas’ por el intercambio de sus isótopos con el agua terrestre, decidieron buscar otras más puras.

Estas las proporcionó la NASA a partir de rocas recogidas durante las misiones Apolo 11, 12 y 16, y después fueron analizadas mediante una técnica de espectrometría de masas. Con este mismo material se han estudiado otros isótopos, como los de titanio, pero no se han detectado las diferencias observadas con el oxígeno. (Fuente: SINC)